Con la aprehensión del “Z-40”,
No obstante, las fuentes consultadas indicaron que no se descarta un repunte de la violencia en la llamada “frontera chica” en Tamaulipas, bastión del poder de la organización, ya que sin la presencia de Miguel Ángel Treviño, y los actos de violencia con los que consolidó su poder —que incluyen secuestros y homicidios de migrantes—, otros cárteles disputarán el poder.
Indicaron que este momento puede ser aprovechado por el cártel del Golfo, para intentar recuperar el poder que desde hace tres años fue perdiendo frente a la violencia y poderío creciente de “Los Zetas”.
Versiones extraoficiales señalan que la noche de este lunes se observó movimiento de convoyes de presuntos narcotraficantes de cárteles rivales hacia los municipios de San Fernando, Miguel Alemán y Ciudad Mier.
Aunque las alertas, indicaron, podrían también replicarse en otras plazas, como Nuevo León, Veracruz o Tabasco, donde las células de estos ex sicarios del cártel del Golfo han extendido su dominio, también a sangre y fuego, en lucha permanente por los territorios con otras organizaciones.
No obstante, las fuentes consultadas indicaron que esperan que el golpe asestado con la captura del “Z-40”, sea tan contundente que el cártel pierda fuerza, quede desmantelado, a pesar de que el nuevo líder tiene ya una estructura consolidada, pero al final de cuentas reciente, pues su escisión del cártel del Golfo data de 2010.
Lo cierto, es que con la muerte del ex militar Heriberto Lazcano, y ahora la aprehensión de Miguel Ángel Treviño, los jefes históricos de “Los Zetas” han desaparecido.
Se inicia una nueva etapa en la organización, aunque los operadores de estos líderes mantienen sus posiciones, sólo resta, indicaron las fuentes consultadas, que quieran refrendar su lealtad al “Z-42”, o disputar el mando, como en su momento hicieron cuando rechazaron como jefe a Ezequiel Cárdenas Guillen, “Tony Tormenta”, pues no aceptaron que heredara la silla de su hermano Osiel, cuando todos pertenecían al cártel del Golfo.
Otros hombres claves hoy de la estructura de “Los Zetas”, en quien se tendrá que apoyar el nuevo líder, son Román Ricardo Palomo Rincones, “El Coyote”, uno de los lugartenientes a quien se le atribuye ser el jefe de las células que perpetran secuestros de migrantes e integrantes de grupos rivales.
Maxiles Barahona, “El Contador”, es otro de los hombres fuertes.
“Z-40”, sinónimo de violencia
El hecho de no contar con una formación militar como la de los ex GAFE que desertaron del Ejército para convertirse en el brazo armado del cártel del Golfo, no le impidió a Miguel Ángel Treviño Morales llegar a la cima de uno de los cárteles más violentos de México.
Conocido por la brutalidad de sus actos, el “Z-40” ha sido señalado por autoridades tanto mexicanas como estadounidenses como el responsable de la ola de violencia que azota el norte del país.
Treviño Morales es oriundo de Nuevo Laredo, Tamaulipas, sin embargo, creció en Dallas, Texas, en el seno de una numerosa familia conformada por seis hermanos y seis hermanas.
Fue en esa ciudad texana donde comenzó su carrera criminal uniéndose a una pandilla local conocida como “Los Tejas”, que controlaba la mayor parte del crimen en la zona.
Su experiencia para el contrabando a través de la frontera con Estados Unidos, así como su dominio del idioma inglés lo llevó a ser reclutado en los 90 por la organización que trabajaba para Osiel Cárdenas Guillén, otrora líder del cártel del Golfo.
Con el nombre clave de “Z-40”, Treviño trabajó su ascenso dentro del cártel hasta convertirse en lugarteniente en Nuevo Laredo, ciudad fronteriza clave para el trasiego de drogas y otras actividades ilícitas.
Los constantes intentos del cártel de Sinaloa por apoderarse de ese cruce fronterizo durante la pasada década fueron factor clave en su consolidación dentro del cártel.
Se ganó la confianza de Heriberto Lazcano y recibió el encargo de contrarrestar las incursiones de los hombres de Joaquín “El Chapo” Guzmán en la frontera de Tamaulipas.
Su poder lo llevó incluso a desafiar a las autoridades de Estados Unidos y orquestar una serie de asesinatos de miembros de cárteles rivales en suelo americano.
Como uno de los dos principales mandos de “Los Zetas”, el cártel expandió notablemente sus operaciones.
Buscaron poder y financiamiento en actividades como extorsión, secuestro, “piratería” y tráfico de personas, además de tareas de reclutamiento con miembros de pandillas estadounidenses tanto en las calles como en las prisiones de ese país.
Poco a poco en el mundo del narcotráfico el nombre del “Z-40” se volvió sinónimo de terror.
Su temperamento violento, métodos de tortura y mitos alrededor de su persona lo convirtieron en una figura de culto dentro de las filas del crimen organizado.